Puch Cobra MC 75
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Puch Cobra MC 75
Hola
Aunque ya ha pasado algun tiempo desde que realice el grueso de la restauracion y dado que soy nuevo en este foro, os cuelgo un pequeño rollete , mas literario que tecnico sobre la vida y milagros de mi Cobra.
Como lo prometido es deuda…paso a contaros la Historia de nuestra Protagonista.
Corría el año 1981 cuando a mi amigo Santi, por haber sido bueno y haber aprobado todo, le compraron una Cobra MC75. Eso dice la versión oficial. Yo me inclino a pensar en que después de la tralla que le daba el bueno de Santi a su Minicross y por no aguantarle mas tiempo, sus padres decidieron buscar algo mas competitivo para que el chaval continuara su progresión y les dejara de dar la tabarra . La moto fue adquirida en el taller de mis buenos amigos los Hermanos Martín Martín, de 2ª zarpa, pero en buen estado.
Durante los años siguientes, los mágicos días de la Movida y esas cosas, la Cobrita pasaba de pasear a la chavala de turno, a correr en disputadas carreras piratas, sin solución de continuidad, en las competentes manos de su propietario (Competentes al menos sobre la moto, con las chavalas no puedo opinar…)hasta que con el paso del tiempo, las Novias, el trabajo, etc... la moto fue poco a poco arrinconandose en el garaje.
Hacia 1990 nuestro grupo de amigos, ya con algunos añitos y con algunas pesetas más en los bolsillos, comenzamos a hacer realidad nuestros sueños, adquiriendo motos más modernas y potentes. Volvíamos de nuevo a la acción. Santi, ¡como no! Saco a la Cobra del fondo del garaje y volvió de nuevo a la arena de los caminos, las trialeras… pero, ¡ay amigos! Los años no pasan en balde y la moto que a principios de los 80 era rápida, estable y competitiva en nuestras manos adolescentes, ya era toda una veterana que tenia que fajarse con motos que cuando salio de la fabrica de Avello, ni siquiera podia imaginar que llegaran nunca a existir. Mono amortiguadores, Discos, Laminas, Agua…eran palabras nuevas para ella
Pero a pesar de todo, ni Santi ni la Cobra se arredraron y continuaron saliendo, rodeados de motos que llegaban a cuadruplicarla en Potencia, hasta que paso lo que tenia que pasar…el 72 c.c. diseñado en Austria, dijo que ya era tiempo de dejar paso a las nuevas generaciones. Así la Cobra, con un ataque de Bielitis galopante, volvió al fondo del garaje, siendo reemplazada por una reluciente KTM 125 91.
Y así, acumulando polvo y telarañas, continuo durante años y años ( la aversión de Santi por la mecánica solo es comparable con su inconsciencia a los mandos de una moto) Hasta que hará un par de años, llegamos a un acuerdo para que la moto pasara a mis manos…
Y aquí comienza la aventura de la Reparación de la Cobrita. En el comentario que hice al comienzo del Post, decía que no me gusta la palabra “restaurar”. Así es. Las motos son eso, “motos” no cuadros, ni esculturas…No son objetos estáticos que únicamente se admiran, sino dinámicos, que funcionan, se mueven, se llenan de polvo y barro, necesitan mantenimiento y de vez en cuando, ser reparadas. No hay nada más triste para mí que todas esas motos clásicas, que posan como maquetas de Tamiya, únicamente para ser observadas y admiradas. Una moto tiene que funcionar, romperse y arreglarse. He dicho
Una vez con la moto en casa, comencé una valoración de daños. La palanca de arranque bajaba con dificultad, y cuando lo hacia generaba unos ruidos muy preocupantes por dentro del motor. Antes de abrir nada, estaba casi seguro que habría tarea de Cilindro para abajo.
Exteriormente, al margen del polvo y las telarañas, la moto se veía bastante entera. Únicamente el asiento, roto y cuarteado en su tapizado se veía en estado irrecuperable.
Un cubo de jabón, KH7 y un manguerazo comenzaron a dar luz a nuestra amiga, dejando paso al amarillo Puch característico…¡¡comenzaba a recuperar el buen color!!
Limpia ya de polvo y grasa, comencé a desmontar pieza a pieza toda la Moto, hasta quedar formando un montón de piezas repartidas en el suelo. El motor fue desmontado por entero, para hacer una valoración de los daños.
Con la Puch repartida en varias cajas, hice una relación de daños, que más o menos eran estos:
Motor
Casquillo de Agujas de Pie de Biela machacado.
Pistón pidiendo a gritos ser convertido en cenicero
Perdida de Aceite por retenes del eje de arranque y del eje del cambio
Carburador obstruido por aceite fosilizado
Chasis y Carrocería
Chasis arañado y oxidado en algunos puntos
Anclaje de motor roto
Funda de asiento cuarteada
Aleta delantera cuarteada
Retenes de horquilla rotos
Evidentemente, lo más grave era lo del motor, aunque al no existir piezas claves con problemas, pensé que no seria difícil la reparación.
Así que dicho y hecho. Del cigüeñal se encargaron en Calvet, un tornero de Madrid especializado en motos.
El pistón fue más difícil de localizar, encontrando finalmente uno no original en Calleja...
Aproveche que el motor estaba desmontado para cambiar los rodamientos del cigüeñal así como todos los retenes y juntas.
Una vez con todas las piezas brillantes y engrasadas y contando con la inestimable colaboración de Juan, de Motos el Campero de Pelayos de la Presa, cerramos los carteres y monte el cilindro.
Cual no seria mi sorpresa al observar que el nuevo pistón tenia la falda de admisión mas larga de lo debido, impidiendo la total apertura de la lumbrera de admisión, por lo que tuve me arme de paciencia y una lima hasta conseguir recortarla a su longitud ideal.
No terminaron ahí mis problemas con el Grupo termodinámico. Con el cilindro montado, comprobé que los transfer de carga no llegaban a quedar descubiertos por el recorrido descendente del pistón. “Esto no va a tirar una mierda, pensé”, pero entonces recordé uno de los trucos más viejos de la preparación de las Cobras: La famosa junta de aluminio en la base del cilindro. Dicho y hecho, calcule el grosor necesario, me volvía a armar de paciencia, lima , taladro y sierra, fabricándome artesanalmente una junta de aluminio, que , una vez puesta en su sitio, consiguió que los transfers quedaran totalmente abiertos.
Este truco hace elevarse el cilindro, por lo que la cámara de combustión, lógicamente queda más grande y por tanto comprime menos. Lo ideal hubiera sido rebajar la culata al menos en la misma medida que la junta, pero como no buscaba potencia, sino que la moto funcionara, decidí dejarlo así, hasta ver como resultaba…
Entre la idas y venidas necesaria para conseguir todas al piezas del motor, repare y pinte el chasis, cambie los retenes y aceite de la horquilla, a la que quite también los fuelles amarillos. Uno de los guardapolvos me lo regalo un buen amigo, Javier, que posee una increíble colección de Motos y Piezas clásicas.
Limpie y pulí todas las partes mecánicas, así como los frenos. Engrase los ejes y sanee la instalación eléctrica. Un poquito de Cera le vino de perlas a los elementos de fibra
Con todas las piezas del puzzle listas, comencé a montar de nuevo la moto. La verdad es que es emocionante ver como poco a poco van tomando forma un montón de hierros repartidos por el suelo.
No os aburriré con el montaje…solo decir, que un dia apreté el ultimo tornillo y conecte la pipa a la bujía. ¿Funcionaria?
Saque la moto del garaje, Eche un poco de mezcla al 3%. Abrí, el grifo, puse el estárter…di varias patadas flojitas y aun sin arrancar, volvía escuchar aquel típico zumbido de los motores Cobra…Respire hondo y empecé a dar patadas ya con fuerza, pero…nada…Saque la bujía…tiene chispa. hum…ya se ¡Había montado mal el encendido! ¡Vaya…! una vez corregido, repito todo el proceso, Starter, patadas suaves…patada fuerte y….Bingo…!!!!!!! 15 años después la Cobra de Santi volvía a rugir…
Bueno…vaya rollo patatero que estoy endosando…si a estas altuas no estáis aun dormidos, no quiero seguir abusando de mi suerte…Dejamos a la Cobra en marcha y otro dia os contare todos los trabajos posteriores de ajuste fino…
Espero no haberos aburrido…
Asi estaba cuando la adopte
Y asi lucia el verano pasado. La funda del asiento ya se ha cambiado y estoy pendiente de un guardabarros delantero
Aunque ya ha pasado algun tiempo desde que realice el grueso de la restauracion y dado que soy nuevo en este foro, os cuelgo un pequeño rollete , mas literario que tecnico sobre la vida y milagros de mi Cobra.
Como lo prometido es deuda…paso a contaros la Historia de nuestra Protagonista.
Corría el año 1981 cuando a mi amigo Santi, por haber sido bueno y haber aprobado todo, le compraron una Cobra MC75. Eso dice la versión oficial. Yo me inclino a pensar en que después de la tralla que le daba el bueno de Santi a su Minicross y por no aguantarle mas tiempo, sus padres decidieron buscar algo mas competitivo para que el chaval continuara su progresión y les dejara de dar la tabarra . La moto fue adquirida en el taller de mis buenos amigos los Hermanos Martín Martín, de 2ª zarpa, pero en buen estado.
Durante los años siguientes, los mágicos días de la Movida y esas cosas, la Cobrita pasaba de pasear a la chavala de turno, a correr en disputadas carreras piratas, sin solución de continuidad, en las competentes manos de su propietario (Competentes al menos sobre la moto, con las chavalas no puedo opinar…)hasta que con el paso del tiempo, las Novias, el trabajo, etc... la moto fue poco a poco arrinconandose en el garaje.
Hacia 1990 nuestro grupo de amigos, ya con algunos añitos y con algunas pesetas más en los bolsillos, comenzamos a hacer realidad nuestros sueños, adquiriendo motos más modernas y potentes. Volvíamos de nuevo a la acción. Santi, ¡como no! Saco a la Cobra del fondo del garaje y volvió de nuevo a la arena de los caminos, las trialeras… pero, ¡ay amigos! Los años no pasan en balde y la moto que a principios de los 80 era rápida, estable y competitiva en nuestras manos adolescentes, ya era toda una veterana que tenia que fajarse con motos que cuando salio de la fabrica de Avello, ni siquiera podia imaginar que llegaran nunca a existir. Mono amortiguadores, Discos, Laminas, Agua…eran palabras nuevas para ella
Pero a pesar de todo, ni Santi ni la Cobra se arredraron y continuaron saliendo, rodeados de motos que llegaban a cuadruplicarla en Potencia, hasta que paso lo que tenia que pasar…el 72 c.c. diseñado en Austria, dijo que ya era tiempo de dejar paso a las nuevas generaciones. Así la Cobra, con un ataque de Bielitis galopante, volvió al fondo del garaje, siendo reemplazada por una reluciente KTM 125 91.
Y así, acumulando polvo y telarañas, continuo durante años y años ( la aversión de Santi por la mecánica solo es comparable con su inconsciencia a los mandos de una moto) Hasta que hará un par de años, llegamos a un acuerdo para que la moto pasara a mis manos…
Y aquí comienza la aventura de la Reparación de la Cobrita. En el comentario que hice al comienzo del Post, decía que no me gusta la palabra “restaurar”. Así es. Las motos son eso, “motos” no cuadros, ni esculturas…No son objetos estáticos que únicamente se admiran, sino dinámicos, que funcionan, se mueven, se llenan de polvo y barro, necesitan mantenimiento y de vez en cuando, ser reparadas. No hay nada más triste para mí que todas esas motos clásicas, que posan como maquetas de Tamiya, únicamente para ser observadas y admiradas. Una moto tiene que funcionar, romperse y arreglarse. He dicho
Una vez con la moto en casa, comencé una valoración de daños. La palanca de arranque bajaba con dificultad, y cuando lo hacia generaba unos ruidos muy preocupantes por dentro del motor. Antes de abrir nada, estaba casi seguro que habría tarea de Cilindro para abajo.
Exteriormente, al margen del polvo y las telarañas, la moto se veía bastante entera. Únicamente el asiento, roto y cuarteado en su tapizado se veía en estado irrecuperable.
Un cubo de jabón, KH7 y un manguerazo comenzaron a dar luz a nuestra amiga, dejando paso al amarillo Puch característico…¡¡comenzaba a recuperar el buen color!!
Limpia ya de polvo y grasa, comencé a desmontar pieza a pieza toda la Moto, hasta quedar formando un montón de piezas repartidas en el suelo. El motor fue desmontado por entero, para hacer una valoración de los daños.
Con la Puch repartida en varias cajas, hice una relación de daños, que más o menos eran estos:
Motor
Casquillo de Agujas de Pie de Biela machacado.
Pistón pidiendo a gritos ser convertido en cenicero
Perdida de Aceite por retenes del eje de arranque y del eje del cambio
Carburador obstruido por aceite fosilizado
Chasis y Carrocería
Chasis arañado y oxidado en algunos puntos
Anclaje de motor roto
Funda de asiento cuarteada
Aleta delantera cuarteada
Retenes de horquilla rotos
Evidentemente, lo más grave era lo del motor, aunque al no existir piezas claves con problemas, pensé que no seria difícil la reparación.
Así que dicho y hecho. Del cigüeñal se encargaron en Calvet, un tornero de Madrid especializado en motos.
El pistón fue más difícil de localizar, encontrando finalmente uno no original en Calleja...
Aproveche que el motor estaba desmontado para cambiar los rodamientos del cigüeñal así como todos los retenes y juntas.
Una vez con todas las piezas brillantes y engrasadas y contando con la inestimable colaboración de Juan, de Motos el Campero de Pelayos de la Presa, cerramos los carteres y monte el cilindro.
Cual no seria mi sorpresa al observar que el nuevo pistón tenia la falda de admisión mas larga de lo debido, impidiendo la total apertura de la lumbrera de admisión, por lo que tuve me arme de paciencia y una lima hasta conseguir recortarla a su longitud ideal.
No terminaron ahí mis problemas con el Grupo termodinámico. Con el cilindro montado, comprobé que los transfer de carga no llegaban a quedar descubiertos por el recorrido descendente del pistón. “Esto no va a tirar una mierda, pensé”, pero entonces recordé uno de los trucos más viejos de la preparación de las Cobras: La famosa junta de aluminio en la base del cilindro. Dicho y hecho, calcule el grosor necesario, me volvía a armar de paciencia, lima , taladro y sierra, fabricándome artesanalmente una junta de aluminio, que , una vez puesta en su sitio, consiguió que los transfers quedaran totalmente abiertos.
Este truco hace elevarse el cilindro, por lo que la cámara de combustión, lógicamente queda más grande y por tanto comprime menos. Lo ideal hubiera sido rebajar la culata al menos en la misma medida que la junta, pero como no buscaba potencia, sino que la moto funcionara, decidí dejarlo así, hasta ver como resultaba…
Entre la idas y venidas necesaria para conseguir todas al piezas del motor, repare y pinte el chasis, cambie los retenes y aceite de la horquilla, a la que quite también los fuelles amarillos. Uno de los guardapolvos me lo regalo un buen amigo, Javier, que posee una increíble colección de Motos y Piezas clásicas.
Limpie y pulí todas las partes mecánicas, así como los frenos. Engrase los ejes y sanee la instalación eléctrica. Un poquito de Cera le vino de perlas a los elementos de fibra
Con todas las piezas del puzzle listas, comencé a montar de nuevo la moto. La verdad es que es emocionante ver como poco a poco van tomando forma un montón de hierros repartidos por el suelo.
No os aburriré con el montaje…solo decir, que un dia apreté el ultimo tornillo y conecte la pipa a la bujía. ¿Funcionaria?
Saque la moto del garaje, Eche un poco de mezcla al 3%. Abrí, el grifo, puse el estárter…di varias patadas flojitas y aun sin arrancar, volvía escuchar aquel típico zumbido de los motores Cobra…Respire hondo y empecé a dar patadas ya con fuerza, pero…nada…Saque la bujía…tiene chispa. hum…ya se ¡Había montado mal el encendido! ¡Vaya…! una vez corregido, repito todo el proceso, Starter, patadas suaves…patada fuerte y….Bingo…!!!!!!! 15 años después la Cobra de Santi volvía a rugir…
Bueno…vaya rollo patatero que estoy endosando…si a estas altuas no estáis aun dormidos, no quiero seguir abusando de mi suerte…Dejamos a la Cobra en marcha y otro dia os contare todos los trabajos posteriores de ajuste fino…
Espero no haberos aburrido…
Asi estaba cuando la adopte
Y asi lucia el verano pasado. La funda del asiento ya se ha cambiado y estoy pendiente de un guardabarros delantero
KiniRafa- Usuario Nuevo
Re: Puch Cobra MC 75
Buen trabajo con esa Mc 75 y gracias por compartir esas parte de historia ,saludos
MANAPuch- Usuario Maestro
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